El vendedor de algodones de azúcar ofreció su mercancía y al no conseguir ni una venta demostró su desesperación desquitándose con ella.
Un vendedor de algodones de azúcar tiró al suelo su mercancía debido a que estaba desesperado, pues en todo el día no había conseguido vender ni uno solo.
Incluso antes de la crisis sanitaria, muchos vendedores ambulantes eran sorprendidos por la noche sin haber logrado una sola venta.
Ahora, con la pandemia arrasando la economía de nuestro país, quienes viven al día son las personas que sufren más.
Un gran número de vendedores ambulantes tuvo que detener su actividad ante las restricciones de movilidad impuestas por las autoridades sanitarias.
En la nueva normalidad, deben enfrentarse a los bolsillos vacíos de sus potenciales compradores. Además, tienen que salir adelante con el encarecimiento de la canasta básica.
La desesperación en estos casos es más que comprensible. Esto fue lo que le ocurrió a un vendedor de algodones de azúcar.
Vendedor de algodones de azúcar tira y pisa mercancía
El video del suceso fue captado por la nutricionista Erika Sosa. Ella incluso compartió el caso en su página de Facebook Centro de Nutrición Erika Sosa.
En la descripción del clip la usuaria señaló que el hecho tuvo lugar el pasado 23 de diciembre en Reynosa, Tamaulipas.
De acuerdo con Sosa, el vendedor de algodones de azúcar se acercó a ella y a otras personas que estaban en la calle para ofrecerles sus productos.
Nadie le compró y el hombre se alejó del sitio. Más adelante, azotó el palo que sostenía su mercancía contra el suelo y comenzó a pisotearla.
El hombre se recargó en la pared y después de un momento recogió los algodones de azúcar que quedaron intactos. De hecho, tuvo que perseguir a algunos, pues debido a lo ligeros que son, el aire se los llevaba. Tras acomodar su mercancía, cruzó nuevamente la avenida.
No había vendido nada en todo el día
A Erika le llamó la atención el suceso y entendió que había sido un acto desesperado del vendedor. Por ello, se acercó a él para comprarle los algodones estropeados.
El hombre le explicó a la nutricionista que no había podido vender nada en todo el día. Por ese motivo, desquitó su enojo con la mercancía.
Erika aseguró que, fuera del estado en el que se encontraban los algodones, el sabor era delicioso:
“Le pague todos los que estaban en el piso. Llegamos a casa con los algodones aplastados, pero bien ricos”
Asimismo, invitó a las personas a reflexionar en torno a las necesidades de los vendedores ambulantes que caminan diariamente por las calles de nuestro país ofreciendo sus productos. Recordó que solo están tratando de ganarse el dinero honradamente y vale la pena apoyarlos:
“Me quedé pensando en lo que pudo sentir, de que no llevaría comida a casa o no tendría para un regalo para sus hijos al día siguiente o medicamentos o qué sé yo. Compremos y ayudemos a los que más necesitan, son personas que trabajan, no que piden dinero sin hacer nada”.
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Con información de Centro de Nutrición Erika Sosa
Portada: Especial
Interiores: Centro de Nutrición Erika Sosa @LosTiemposBol