El café de olla se ha convertido en una de las bebidas favoritas de los mexicanos gracias a su historia y delicioso sabor.
El café de olla es sin duda una de las bebidas más emblemáticas de México. Nadie puede resistirse a su delicioso sabor y aroma, por lo cual lo vemos presente en todo tipo de reuniones y festejos. Pero, ¿conoces el origen de esta bebida? Continúa leyendo para descubrirlo.
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Aunque existen varias historias acerca de cómo surgió el café de olla, reconocidos investigadores coinciden en que su origen se remonta a la llegada del café y especias al país. Por lo tanto, el café de olla representa una experiencia cultural que te transporta a través del tiempo y te conecta con las raíces mexicanas.
Desde los sabores ancestrales hasta las reinterpretaciones contemporáneas, este café es un tesoro culinario que merece ser descubierto.
Origen del café de olla
Según relata el cronista Salvador Novo en su obra ‘Historia Gastronómica de la Ciudad de México‘, el café comenzó a conquistar a los habitantes de la Nueva España a finales del siglo XVIII.
En ese periodo, se abrió el primer café en la calle de Tacuba, donde los camareros invitaban a los transeúntes a disfrutar del café “a estilo de Francia”, es decir, endulzado y con leche.
La llegada de las especias provenientes de las colonias y las influencias de los sabores del Medio Oriente, debido a las ocupaciones árabes en territorio español, también tuvieron un impacto en la evolución del café de olla.
Las especias comenzaron a integrarse a los gustos de los españoles, y esta influencia se reflejó en la adición de ingredientes como la canela y el clavo de olor al café.
Además, con el cultivo de la caña de azúcar en tierras mexicanas, se produjo uno de sus derivados más importantes: el piloncillo. Este se convirtió en un ingrediente característico del café de olla, aportándole su sabor dulce y distintivo.
Café de olla, una deliciosa tradición con más de un siglo de existencia
Durante el siglo XIX, los cafés comenzaron a proliferar en México, convirtiéndose en lugares de encuentro y discusión, e incluso en espacios de conspiraciones independentistas.
Según la investigadora Victoria Aupart, en su conferencia ‘El café: repaso histórico de un hábito infame’, estos establecimientos se destacaron por ser espacios “democráticos”, a los cuales se podía asistir sin necesidad de una invitación formal, a diferencia de las tertulias.
Sin embargo, la historia del café de olla también está estrechamente ligada a las calles y a las mujeres mexicanas. En los albores del siglo XX, las mujeres que llevaban sus ollas de barro y fogones improvisados en las calles comenzaron a popularizar esta bebida.
Se dice que entre 1910 y 1917, durante la Revolución Mexicana, las “Adelitas” (mujeres que acompañaban a los soldados revolucionarios) preparaban café de olla: una mezcla de café, canela y piloncillo, para dar energía a los combatientes y mantenerlos en marcha.
¿Cómo preparar café de olla?
El café de olla se caracteriza por su método de preparación y por los ingredientes utilizados. Se prepara en una olla de barro, aunque si te es difícil encontrar una puedes optar por alguna otra que tengas a la mano.
En esta olla se mezcla café molido con agua y se añaden ingredientes como piloncillo, canela y en ocasiones clavo de olor u otras especias. Se deja hervir para que los ingredientes suelten su sabor.
La combinación del café con el piloncillo y las especias le da al café de olla su sabor distintivo y aromático. Además, el uso de la olla de barro para la preparación también influye en su sabor, ya que se cree que el barro aporta ciertas características al café.
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