La hipótesis sobre el origen del COVID-19 en un laboratorio de Wuhan recobró fuerza tras nuevos cuestionamientos de la comunidad científica.
Los coronavirus han estado presentes en el mundo desde hace milenios; sin embargo, el origen del COVID-19 es prácticamente reciente y ha causado mucha polémica al respecto.
Algunos de estos virus provocan resfriados comunes, pero otras versioneshan ocasionado crisis sanitarias en Asia y Medio Oriente.
No obstante, ninguno ha causado tanto daño como el patógeno responsable de la pandemia que se vive actualmente.
Al principio se especulaba que el coronavirus SARS-CoV-2, el cual provoca la enfermedad COVID-19, había salido de un laboratorio.
Sin embargo, pronto se descartó la teoría, calificándola de ‘conspirativa’, y se reforzó otra en la que se indicaba que el contagio vendría de un animal.
A mediados de enero, un año después del arranque de la pandemia, la OMS hizo una misión en Wuhan, donde se presentaron los primeros casos de COVID-19, y otras ciudades de China.
Una decena de científicos trabajaron durante dos semanas elaborando un informe, que fue filtrado a algunos medios, que concluía:
“La transmisión del virus al hombre se produjo probablemente desde un murciélago a través de un tercer animal no identificado”.
Asimismo, los expertos de la OMS hicieron hincapié en que ‘era extremadamente improbable que el COVID-19 saliera de un laboratorio’.
Los científicos de la OMS que investigaron el origen del COVID-19
La revista Nature publicó el artículo donde se habla del equipo enviado por la OMS para indagar sobre este coronavirus.
Se trata de un grupo interdisciplinario que ya ha trabajado en temas mundiales relevantes; los expertos serían:
- Marion Koopmans, viróloga especializada en epidemiología molecular en el Centro Médico de la Universidad Erasmus en Rotterdam, Países Bajos
- Elmoubasher Farag, epidemiólogo del Ministerio de Salud Pública en Doha (ambos epidemiólogos trabajaron juntos y ayudaron a relacionar el brote de síndrome respiratorio de Oriente Medio de 2012 con los camellos)
- Hung Nguyen, investigador de medio ambiente y seguridad alimentaria en el Instituto Internacional de Investigación Ganadera en Nairobi
- Peter Daszak, presidente de Ecohealth Alliance, que ha pasado más de una década estudiando los coronavirus.
- Fabian Leendertz, veterinario del Instituto Robert Koch en Berlín, que aportó su experiencia en eventos indirectos
El tercer experto contribuyó con su conocimiento sobre cómo los patógenos se propagan en los mercados húmedos, similar al mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan.
Mientras que el cuarto trabajó con el Instituto de Virología de Wuhan para evaluar a los murciélagos en busca de coronavirus con potencial de contagiarse a las personas.
Aunque hubo más científicos involucrados, solo se mencionó a estos como principales representantes.
Pese a que todos están altamente calificados, se generaron algunas polémicas en la comunidad sobre el equipo de trabajo.
Por ejemplo, Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Georgetown, señaló que ‘podría ser más representativo’.
Al respecto, indicó que el grupo es dominado por hombres, en específico de Europa; ninguno es de África o América del Sur.
Además de esto, hubo críticas sobre un posible conflicto de intereses en cuanto a la participación de Daszak, debido a que tiene vínculos con el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), de donde indicaban se filtró accidentalmente el virus.
La preocupación sobre el origen del COVID-19
Desde la aparición del COVID-19 en Wuhan a finales de 2019, se han confirmado en todo el mundo:
- Más de 169 millones de casos
- Alrededor de 3.5 millones de muertes
Su alarmante propagación en el país asiático alarmó a las potencias; uno de los principales interesados en el caso fue el expresidente de Estados Unidos Donald Trump.
Si bien la mayoría de sus discursos rondaban sobre su fascinación al crecimiento de China, también fue uno de los primeros en lanzar declaraciones sobre una teoría conspirativa.
Trump defendía de la posibilidad de que el virus hubiera surgido en el Instituto de Virología de Wuhan.
En abril de 2020 se expusieron reportes del departamento de Estado estadounidense que mostraban una preocupación acerca de la bioseguridad.
China repudió los señalamientos, pero tampoco permitió realizar una investigación internacional más precisa al principio.
Posteriormente, se llevó a cabo la investigación liderada por la OMS, aunque sus conclusiones también generaron polémica.
Algunos especialistas mostraron su escepticismo debido a determinadas cuestiones, como:
- Lo tardío de la investigación
- Las limitaciones impuestas por Pekín para su ejecución
Al respecto, un portavoz de la OMS reiteró que era necesario hacer más estudios en una variedad de áreas, incluyendo:
- Detección temprana de casos y focos
- Papel potencial de los mercados de animales
- Transmisión a través de la cadena alimentaria
- Hipótesis de incidentes de laboratorio
La teoría del origen del COVID en un laboratorio de Wuhan
Tras casi un año después de haberse desechado la teoría del origen del COVID-19 en un laboratorio de Wuhan, se han presentado varios factores que han confluido para volver a prestarle atención y considerarla una hipótesis.
Dieciocho científicos de universidades de élite, como Harvard, Yale, Stanford y Cambridge, formaron parte de este cambio de idea.
El pasado 14 de mayo los expertos publicaron una carta en la revista Science, cuestionando los resultados de la investigación en conjunto de la OMS y China.
Asimismo, solicitaron que se llevara a cabo una ‘investigación apropiada’ sobre el origen del virus.
Según informes de inteligencia citados por The Wall Street Journal, tres investigadores del IVW fueron hospitalizados en noviembre de 2019.
Aunque fue varias semanas antes de que China reconociera el primer caso de la enfermedad, algunos investigadores señalan que encaja con el momento en que el virus empezó a circular.
El IVW se encuentra a pocos kilómetros del mercado húmedo de Huanan, donde se localizó el primer foco de infecciones.
Al respecto, algunos expertos señalan que el virus habría podido escapar del laboratorio y esparcirse por el mercado.
Aunque muchos líderes políticos apoyaron el reporte de la OMS, parece que ahora cambiaron de opinión.
Anthony Fauci, principal asesor médico de la Casa Blanca, admitió recientemente que ya no está seguro de que el coronavirus se hubiera desarrollado de forma natural.
“No estoy convencido al respecto. Creo que deberíamos seguir investigando sobre lo que ocurrió en China”.
Además, The Wall Street Journal publicó esta semana otro elemento que compromete al laboratorio de Wuhan.
En 2012 seis trabajadores enfermaron mientras limpiaban heces de murciélago de una mina en la provincia de Yunnan.
Después de que tres de ellos fallecieron, expertos del IVW investigaron el lugar y lograron identificar varios tipos de coronavirus.
Aunque no se demostraría una relación directa, ya es un buen motivo para Facebook para que dejará de eliminar mensajes al respecto.
Primeras muertes y la represión del Gobierno
Tres de las muertes a causa del COVID-19 que más causaron polémica a nivel internacional fueron las de unos médicos.
Se trata de Li Wenliang, de 34 años, Hu Weifeng, de 40 años, y Yi Fan, de 42 años.
El caso de los últimos dos llamó la atención porque su piel se oscureció tras contraer COVID-19.
Los doctores trabajaban en primera línea durante el brote de coronavirus en el Hospital Central de la ciudad de Wuhan.
Ambos recibieron un tratamiento de la cloroquina, por lo que varios expertos coincidieron que el oscurecimiento de su piel se debió a un efecto secundario de este.
“El antimalárico habría provocado problemas hepáticos, lo que habría producido el oscurecimiento”.
Aunque para el momento de sus decesos ya se contabilizaban seis médicos del hospital muertos por la misma causa y decenas de contagiados, el fallecimiento de estos médicos levantó alarmas a nivel mundial por:
- El oscurecimiento de la piel
- La presión del Gobierno chino por callar la situación
Yi Fan dio la voz de alarma sobre el coronavirus y poco después murió. Mientras que los otros fueron de los primeros especialistas amonestados por el Gobierno por alertar en las redes sociales sobre los primeros casos de la enfermedad.
El régimen chino ordenó total hermetismo en torno a lo que ocurrió en los primeros días del brote en Wuhan.
Xi Jinping, presidente de la República Popular de China, incluso se habría negado a la colaboración con la OMS para determinar el origen del COVID-19.
Kyodo reveló que ‘las autoridades chinas emitieron una orden de mordaza sobre el virus a los médicos en Wuhan’:
“Se prohibió hablar sobre qué fue lo que vieron y que los obligaron a callar cuando el brote ya estaba fuera de control”.
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