El 24 de agosto no es un día cualquiera, pues se cuenta que esta fecha enemistó para la eternidad a san Bartolomé con el Diablo.
El manto de la noche se desplegó el 24 de agosto, una fecha que ha sido inmortalizada en las tradiciones y leyendas de un pueblo, donde la línea entre lo sagrado y lo profano se desdibuja.
A las 11 en punto de esa noche, mientras las familias se resguardan en sus hogares y los niños escuchan cuentos al pie de la cama, surge una narración antigua que ha resistido el paso del tiempo.
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En el calendario, este día se celebra en honor a san Bartolomé Apóstol.
Sin embargo, se ha entrelazado con otra tradición más oscura, conocida como el Día del Diablo.
Ambas historias, aunque parezcan diametralmente opuestas, se encuentran inextricablemente unidas por un duelo legendario.
¿Por qué el 24 de agosto es el Día del Diablo?
Según se cuenta, Lucifer, el ángel caído, eligió este día específico para llevar a cabo sus artimañas. Pero, ¿por qué esta fecha en particular? La respuesta se encuentra en una carrera que selló el destino tanto del Diablo como del apóstol Bartolomé.
San Bartolomé, más allá de su sagrada misión de difundir el mensaje cristiano, era también un estudioso de la ley judía y propietario de las ricas tierras del valle de Chicama en Perú, lugar que, según las crónicas, fue el escenario de este enfrentamiento mítico.
Atraído por la prosperidad y riqueza de esas tierras, Lucifer desafió al apóstol a una carrera. El premio: las extensas y fértiles tierras del valle.
Al principio, todo parecía inclinarse a favor de Lucifer, quien con sus pasos ágiles y su sonrisa malévola tomaba la delantera.
Sin embargo, en un giro inesperado de eventos, san Bartolomé, con fe inquebrantable, se arrodilló e invocó la intervención divina.
Fortalecido por una fuerza sobrenatural, saltó por encima de un río, dejando atrás al sorprendido Diablo. Este último, en su arrogancia, intentó replicar la hazaña, pero sin éxito. Cayó al agua y se sumergió, encontrando su fin en las profundidades.
¿Qué no se puede hacer este 24 de agosto?
Desde aquel momento, se dice que cada 24 de agosto, en un intento de vengarse por su humillación, Lucifer rompe sus cadenas y deambula por las calles, buscando almas para engañar y atormentar.
Es por ello que la gente, recordando la leyenda, prefiere quedarse en sus hogares durante esa noche, evitando cualquier encuentro con el maligno.
Especialmente a las 11 de la noche, momento en el que la leyenda cobra vida, se recomienda no vagar por las calles, pues “el Diablo anda suelto”, acechando en las sombras y esperando su próxima víctima.
Se sugiere no encender cerillos ni jugar con fuego, pues podría ser el mismísimo demonio quien desate un incendio. También se aconseja evitar caminar por montes o campos, ya que las serpientes podrían estar al acecho, desplazándose de una manera inusual y lista para atacar.
La recomendación general es permanecer en casa para evitar cualquier percance, dado que se cree que el diablo está libre y activo en este día.
Y así, año tras año, mientras las campanas marcan las 11 de la noche, las luces se apagan y las puertas se cierran firmemente, protegiendo a los habitantes de la amenaza que acecha en la oscuridad.
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