El vecino de Sarah Sands tenía al menos 3 denuncias pendientes por abuso sexual contra menores de edad cuando ocurrió el crimen.
Sarah Sands, una madre soltera británica, asesinó a su vecino Michael Pleasted, de 77 años, en 2014.
Cuando ocurrió el crimen nadie conocía el pasado del pedófilo, quien había estado en prisión por agredir a varios niños. Esto se debe a que al obtener su libertad cambió su verdadero nombre, Robin Moult.
Asimismo, se mudó a Londres, Inglaterra, para ocultar su verdadera identidad. En ese lugar era un hombre muy respetado por la comunidad. Sin embargo, no tardó en volver a cometer sus crímenes.
Durante el juicio de Sarah Sands se dijo que el homicidio ocurrió luego de que ella descubriera el pasado de Pleasted. Ahora, la mujer dijo públicamente que el individuo abusó de su hijo de 12 años de edad.
Mujer mata a vecino que abusó de su hijo
Sarah Sands dijo sobre el crimen:
“Hice lo que cualquier madre haría porque él le hizo esto a mi hijo Bradley, mi pequeño”.
La mujer recordó que el anciano era muy querido en su comunidad. Por ello, cuando le ofreció trabajo a su retoño en el centro comunitario donde colaboraba, no tuvo dudas:
“Mick era un modelo a seguir. No tenía ninguna razón para no confiar en él. Pensé que Bradley estaba a salvo”.
Pleasted a menudo recibía burlas por su cercanía con los niños, lo que despertó la compasión de Sarah Sands. Ella lo cuidaba proveyéndole té y algunas comidas.
Sin embargo, un día su hijo Bradley renunció abruptamente a su trabajo y comenzó a estar de mal humor. Después de una crisis nerviosa, el menor le confesó lo que había sucedido:
“Lo encontré tirándose del pelo, meciéndose, temblando y llorando. Me sentí enferma y con el corazón roto”.
Sands denunció el hecho ante la Policía y le sugirieron que se mudara. Para ese momento, Pleasted ya tenía denuncias por agredir a dos menores de 13 años y era investigado por otro caso.
El pedófilo se declaró inocente y su caso llegaría a los tribunales, donde las víctimas tenían que testificar.
El crimen de Sarah Sands
Sarah Sands trató de impedir que el caso llegara a la corte, pues su hijo tendría que revivir lo ocurrido. Por ello, quiso hacer entrar en razón a Pleasted.
Para ello tomó un cuchillo de la cocina, pero aseguró que solo quería asustarlo y no tenía intenciones de hacerle daño.
Tras beberse dos botellas de vino, la mujer decidió confrontar al agresor, quien solo le sonrió. Además, le dijo que sus víctimas eran mentirosas y que intentaban arruinar su vida.
Ella aseguró que esa reacción no concordaba con el hombre al que había conocido antes. Por ello, perdió el control:
“No podía dejar que nadie más saliera lastimado. Alguien tenía que proteger a la gente”.
Sarah Sands apuñaló a su vecino cinco veces con su cuchillo de 30 centímetros. Él se arrastró hasta el pasillo y murió en un charco de su propia sangre.
La mujer no intentó ocultar su crimen y tampoco lo negó:
“Nunca soñé que sería capaz. No me enorgullezco de eso, pero al menos sé que no puede lastimar a nadie más. No soy una mala persona, pero sé que hice algo malo. Nunca lo he negado y me castigaron por ello”.
Sarah Sands aseguró que no se arrepiente de haber asesinado a su vecino:
“Nunca volvería a matar. No me veo a mí misma como una asesina. Pero no me arrepiento de lo que hice. Era una madre desesperada por proteger a mi hijo”.
Tras haber cumplido cuatro años de su sentencia por el cargo de homicidio involuntario, la mujer obtuvo libertad condicional. Posteriormente, se mudó a Essex con sus cuatro hijos. Actualmente, está escribiendo un libro.
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Con información de news.com.au, Noticieros Televisa y NZ Herald
Portada: Especial
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